La identidad de Esaote nace de haber mantenido la coherencia a pesar de la dinámica alternancia de relaciones, experiencias e ideas, pero, sobre todo, de las decisiones de sus interlocutores y de la mirada observadora de nuestros colaboradores externos. Nuestra marca nunca se ha desconectado del producto: solo ha llevado más allá sus conceptos básicos característicos y los ha trasladado a los servicios, al estilo de colaboración, a los proyectos de investigación y al gobierno corporativo.

Reforzar nuestra identidad nos ayuda a permanecer unidos y coordinados, a simplificar las relaciones de nuestro rico entorno interno, a involucrar y motivar a las personas que trabajan con nosotros y a atraer a los mejores talentos. También nos ayuda a forjarnos una reputación y a diferenciarnos en el mercado internacional. Nuestra identidad es un legado común que se refleja simultáneamente en el éxito comercial y en el bienestar laboral de quienes se sienten representados por la marca y sus comunicaciones.

Tras 40 años acrecentando nuestro prestigio como referente de creatividad y fiabilidad de nuestras soluciones, ahora queremos centrarnos aún más en la experiencia de la prevención y el tratamiento, para que nuestros productos y servicios puedan servir de puerta de acceso y conexión entre las etapas que la componen. Con este fin, hemos decidido demostrar algo más que nuestra idea de asistencia sanitaria, idea que atraviesa nuestros procesos de investigación y producción y se manifiesta en las relaciones entre las personas que a diario construyen la credibilidad del nombre de Esaote. Hoy podemos hacerlo porque en el pasado hemos trabajado con concentración y dedicación. Nuestra presencia en el escenario internacional es la evolución natural de una identidad que crece y cuyo objetivo es abrirse cada vez más a nuevos mercados, absorber nuevos estímulos y proponer soluciones propias.