El diseño es la cultura de los proyectos, un puente entre imaginar el futuro y relacionarnos con el presente. Para Esaote, la atención al diseño actúa como canal para convertir nuestra relación con la salud en una experiencia confortable y accesible. El motor para mejorar la eficacia y la fiabilidad del diagnóstico está en un diseño que respeta los gestos y las emociones de aquellos que entran en contacto con una máquina, las diversas características físicas de los pacientes y las necesidades de cada operador en su entorno específico.

La calidad, la responsabilidad y la sostenibilidad no pueden sino ir de la mano, empezando por el estudio conjunto de las líneas del objeto, el uso de materiales y las funciones de diálogo con sus usuarios. El proceso de diseño se inicia formulando las preguntas necesarias: quién lo utilizará el producto, cómo interaccionará con otros, cuánta energía y recursos consumirá su producción. Pero también, cuánto durará, si será fácil de mantener y, algo fundamental, si será seguro.