Benedikt Laux, Country Business Manager DACH Esaote

Latidos y debates: el instinto creativo y la disciplina de la discusión

Benedikt Laux, Country Business Manager de Esaote para DACH

Benedikt Laux, Münster, Alemania, 1961.
Country Business Manager de Esaote para DACH. Máster en Administración de Empresas (MBA) y licenciado en Comercio, ha desempeñado cargos de prestigio en grandes empresas internacionales y ha creado equipos de alto rendimiento. Batería, le gusta viajar (sobre todo a Nueva Zelanda) y conducir coches y motos veloces.

Las ideas de todos se pueden fomentar y hacer crecer con debates y pautas de discusión positivas, sin que nadie tema expresarse. Lo notará cuando alcance el punto de armonía.

La complejidad de una organización, de sus conexiones internas, que poseen una estricta dinámica de relaciones dentro del equipo y con el entorno exterior, representa una oportunidad cuando somos capaces de construir armonía (una necesidad fundamental de las personas), empezando por esas notas inesperadas que suenan en la rutina de nuestro trabajo. Los debates y las discusiones bien regulados, donde nadie tiene miedo a expresarse consiguen hacer crecer las ideas de todos.

En mi trabajo, dedicado a las ventas y el marketing de productos de ultrasonidos, IRM y soporte técnico de Esaote, a menudo pongo en práctica lo que he aprendido tocando la batería en mi banda, es decir, ritmo y sincronización. Estar abierto para captar la intención musical de la otra persona, ayudándole a mantener viva su energía. Lo que sucede en la sala de ensayos lo encuentro también en otros escenarios, donde son las palabras las que viajan y llenan el aire, transmitiendo ideas, necesidades, soluciones. Al igual que en la música, hay que saber mantenerse al unísono en el aire, reconocer el ímpetu de algo procedente de varias fuentes y confiar en sus resultados. En el caso de los clientes, esta tensión creativa mutuamente beneficiosa también surge de saber escucharse. Se trata de dejar fluir –y nunca detener el flujo (o ritmo)–, pero para lograrlo hay que practicar una y otra vez, día tras día. Se requiere disciplina en términos de formación, aprendizaje y desarrollo diario, todo ello para llegar al punto en que lo que podrían parecer nudos se desenreden con una facilidad natural.

Como en cualquier realidad compleja, todos los días hemos de enfrentarnos a lo inesperado. En tiempos de crisis, sucede que quienes hasta entonces te han considerado el único referente del sector desean probar otra cosa, pero a la vez llegan nuevos clientes a través del boca a boca. Lo mismo ocurre con los integrantes de tus equipos: tienes que renunciar a personas que consideras extraordinarias, porque respetas y propicias su necesidad de cambio (sabiendo que volverás a encontrarlas, quizá con energías renovadas), pero al mismo tiempo se incorporan a la empresa recursos fantásticos que insuflan su entusiasmo y sus nuevas ideas a quienes habían perdido parte de su pasión.

No existe un manual para hacer frente a los imprevistos. Creo que hay que acometerlos sacando partido a la experiencia, mantener la mente abierta y asumir que, con los años, la mejor manera de afrontar la incertidumbre es aceptarla. Intente mantener siempre la calma y adoptar una visión integral, pero no se prive de expresar emoción al compartir sus convicciones en cualquier debate. A veces hay que decidir enseguida si cerrar o no un trato sin que los hechos y las cifras hablen por sí solos; es entonces cuando hay que confiar en un sentimiento visceral y positivo que yo llamo intuición.

La sensación de capitular ante lo que siente debe equilibrarse con una sensación de control. Nunca la suya en solitario, sino con la retroinformación de su equipo, identificando en él una unidad o caja de resonancia en la que pueda confiar y pidiendo una segunda opinión antes de decidir.

En parte creo que los comentarios constructivos sobre tus decisiones, tu comportamiento, lo que sea, son siempre un regalo. Hace mucho tiempo se me ocurrió una expresión que me gusta mucho: «La planificación anticipada evita decepciones posteriores». Pensar y planificar antes de actuar es fundamental (te permite evaluar la complejidad sin entrar en pánico), pero también debes dejar margen para la improvisación, porque no se puede prever todo. Siempre hay que hacer las dos cosas. En Esaote siento que la intuición y la creatividad son bienvenidas de verdad, mucho más que en otras empresas –incluso mucho mayores– en las que he trabajado. Una jerarquía clara pero no piramidal permite tomar decisiones rápidas y creativas si tus ideas son razonables. Una buena idea nueva puede surgir en cualquier parte y llevarse adelante, sin tener que venir de arriba necesariamente. Tanto la intuición como la creatividad desempeñan un cometido importante para mí en Esaote.

Esaote desempeña una labor importante ayudando los médicos a identificar muchas afecciones o confirmándoles que todo va bien. Con independencia de los métodos empleados por los médicos y veterinarios –ya sean sistemas de ultrasonidos, sistemas de tomografía por resonancia magnética o tecnología de la información para sanidad, lo que buscan es la simplicidad. Una tecnología sencilla para realizar exploraciones con interfaces de usuario y flujos de trabajo intuitivos, combinada con la mejor calidad de imagen: esa es la clave para todos nuestros clientes.

Toda nuestra investigación se centra en los resultados clínicos que permiten al médico detectar e identificar cualquier enfermedad o anomalía que distorsione el ritmo natural de los órganos. Por ejemplo, cuanto más fácil le resulte a un médico configurar un examen pulmonar, más fácil será su trabajo y más valor podrá añadirle. Conocer nuestros ajustes predefinidos (nuestra planificación anticipada que evita la decepción de un uso incierto, por repetir mi dicho favorito) creará la mejor imagen posible y reducirá cualquier posible confusión que pudiera surgir al probar diferentes ajustes, quizá sin conseguir finalmente el resultado deseado.

Esto es importante, sobre todo para los clientes no habituados a «probar y explorar» las posibilidades del sistema, sino que simplemente prefieren utilizar nuestros sistemas como instrumentos de trabajo. La tecnología basada en la inteligencia artificial, compleja en sí misma, puede resultar difícil de desarrollar, pero eso no es algo que deba preocupar al cliente. La clave para los clientes es que «la complejidad sea sencilla» de experimentar y que nuestros sistemas sean herramientas fiables en su práctica diaria.
 

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